Taller Nro 3
LA EXISTENCIA DE IDEAS ETICAS EN TODA PERSONA SIN EXCEPCIÓN Y UTILIDAD DE LAS MISMAS
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http://www.youtube.com/watch?v=RtH2MUDsBkg
Como hemos visto anteriormente, la Ética es un conocimiento que el hombre puede adquirir con el fin de vivir conforme a él, que no es algo imposible sino que está al alcance del hombre y que produce en él una elevación de su vida, que es lo que hemos llamado como el “vivir bien”.
No es ajena a la persona la natural aspiración a la FELICIDAD, ni imposible conseguirla, una FELICIDAD, fundada en su ser personal que es estable y no tanto en su querer subjetivo, que es variable.
Cuando decimos que su conducta está fundada en su ser personal, lo que estamos diciendo es que cada una de sus acciones coincide con la realidad de su existencia, siendo la realidad y no la voluntariedad la que indica lo que se debe y no se debe hacer.
Ahora bien las acciones que coinciden con la realidad personal, volvemos a repetir, no las que están inspiradas por el capricho o por un querer puramente individual, sino aquellas que se asientan sobre la naturaleza de la persona, son acciones que se conocen como BUENAS (porque hacen bien a la persona), VIRTUOSAS (porque elevan a la persona), DEBIDAS ( porque están exigidas por la naturaleza de la persona), LOABLES, LAUDABLES, ENCOMIABLES, etc.; son todas ellas acciones morales que sólo son posibles en cuento que haya un ser también moral que las ejecute y una naturaleza que las facilite. En efecto, a ninguna persona humana le repugna que no le roben, que le respeten su vida y sus bienes, etc.; esa es l felicidad que proporciona la naturaleza; lo que es ya la acción concreta depende de la DELIBERACIÓN y LIBERTAD humanas; con lo cual queremos expresar que el hombre puede o no, que está al ARBITRIO humano, que depende de cada hombre, SER HONRADO O NO, DELICADO O NO, HONESTO O NO, CUMPLIDO CON SUS OBLIGACIONES O NO, ATENTAR CONTRA LA VIDA AJENA Y SUS BIENES, ETC.; pero por el contrario lo que por ninguna circunstancia está al ARBITRIO humano es la existencia, en su naturaleza, de algo que lo hace tender a apreciar lo que son las buenas acciones. Por eso decimos que las ideas éticas, están en toda persona sin excepción.
La segunda parte de este taller corresponde a aclarar si una vida que se ajusta a las exigencias morales es o no una vida útil; para ello conviene distinguir entre “LO MERAMENTE ÚTIL”, “LO BENEFICIOSO o BENÉFICO” y “LO BUEN0”
Estos tres términos tienen como denominador común un provecho que recibe el ser como efecto de una conducta; sin embargo, la diferencia entre ellos radica en la cantidad y en la calidad del provecho recibido.
Lo “MERANENTE ÚTIL”, limita el provecho a un sector de la persona; por ejemplo cuando alguien se gana una lotería recibe un provecho que se limita al aspecto económico.
No sucede exactamente lo mismo en el campo del “BENEFICIO” , ya que en este la naturaleza del proyecto permite que se le amplíe a otras esferas más íntimas del ser humano; es lo que sucede con una persona que asiste a una clase y aprende un determinado arte o ciencia; aquí se duplica cuantitativa y cualitativamente la utilidad.
Cuando hablamos del “BIEN”, sucede algo de mayor trascendencia y es que como efecto de él, se produce una elevación total de la persona que la podíamos traducir como transformación buena a ella; por supuesto que esto implica o presupone que la persona realice una actividad seria y ponderada; es lo que sucede cuando la lección recibida no se limita a dar cuenta de ella sino a incorporarla a la propia existencia; como, por ejemplo, quien después de haber estudiado el tema de la justicia orienta su vida según las indicaciones aprendidas, proponiéndose realizar la justicia en todas sus acciones. La utilidad en este tercer caso sobrepasa cualquier aspecto parcial de la persona. Sin excluir ninguno de ellos; es decir, el hombre justo está en condiciones más favorables y permanente de conseguir bienes de fortuna que el que sin serlo y solo por azar los consigue.
Veamos más detenidamente este último punto, ayudados por el sentido común. Una persona que ha estudiado el oficio de relojero, abre un `pequeño local al público, llega su primer cliente quien le pide que le revise el reloj, como quiera que el relojero, ya ha estudiado y conoce ese tipo de relojes; se da cuenta que el desperfecto no es nada serio; sin embargo, dice a su cliente que se trata de un trabajo delicado y costoso. A este hombre le ha faltado HONRADEZ, y como si esto fuera poco se excede en el costo de la reparación y además atrasa el día de la entrega. Fijémonos que este relojero conoce su arte, ese conociendo le ha servido para fabricar un engaño más elaborado y creíble; ESTA ES UNA FALTA MÁS.
Con el tiempo el dueño del reloj se entera que el desperfecto no era tan grave; que por lo tanto el costo fue excesivo y el tiempo que el relojero empleó en repararlo sobrepasó todo límite. Así las cosas y siendo nosotros el dueño del reloj, no solamente no volveremos a ocupar los servicios de éste relojero, sino que tampoco se lo recomendaremos a nadie, cuando no es que tendremos que mordernos la lengua para impedir publicar a los cuatro vientos la indecencia, la injusticia, la falta de honradez, de aquel hombre.
Ya he estudiante se abra dado cuenta que no es ningún negocio, ni siquiera económicamente hablando, proceder faltando a la ética, pues aquel relojero tendrá menos clientes, con riesgo de perderlos todos y de perderse a sí mismo lo que no habría sucedido si la conducta hubiese sido moralmente recta. En ese caso, cada cliente se abría convertido en un poderoso medio para ampliar la clientela y lo ingresos.
De todo lo anterior se deduce que la mayor utilidad en el “BIEN”.
El estudiante se habrá percatado de que no se trata de esperar una rendición económica de la práctica de las virtudes, sino de que quien vive las virtudes, está en mejores condiciones para conservar y aún para aumentar, inclusive, su patrimonio, que el que es deshonesto o en algún otro sentido vicioso, dadas por supuestas todas las condiciones que deben concurrir y que la persona debe procurar para alcanzar el bienestar
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